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Corramos la carrera

  • hasenjo
  • 10 dic 2016
  • 3 Min. de lectura


Hebreos 12:1 dice: “Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos enreda, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante”.


La pregunta que me debo de hacer es:


¿De que me debo de despojar?


A. Debemos despojarnos de todo peso, estorbo, carga o impedimento


La palabra griega traducida “peso”, puede traducirse también como “estorbo”, “carga” o “impedimento”. Los que corren una carrera se despojan de todo peso innecesario, es decir, de toda carga que estorbe, para que nada les impida ganar la carrera. Observemos que aquí Pablo dijo “despojémonos” y no “despojaos”, lo cual indica que él también se incluía en este asunto.


B. Debemos despojarnos del pecado que nos enreda


El versículo 1 habla acerca del “pecado que tan fácilmente nos enreda”. Aquí el pecado se refiere principalmente a lo que nos enreda y nos impide correr la carrera,


Tanto el peso que estorba como el pecado que enreda habrían estorbado a los creyentes hebreos y les habrían impedido correr la carrera celestial en el camino del nuevo pacto, que consiste en seguir a Jesús, quien fue rechazado por el judaísmo. La idea de retroceder y regresar al judaísmo era un pecado que enredaba a los creyentes hebreos.


Este pecado único, el cual nos enreda, era el pecado de dejar de congregarse con los santos, el pecado de abandonar el camino del nuevo pacto para regresar al judaísmo, a las tradiciones, al formalismo, a una vida religiosa carente de la vida de Cristo.



C. Debemos correr con perseverancia


Puesto que existe mucha oposición en esta carrera, tenemos que correrla con perseverancia Esto significa que para correr la carrera de Cristo, debemos sufrir la oposición con perseverancia, sin cansarnos ni desanimarnos.


D. Debemos apartar nuestra mirada de cualquier otra cosa que no sea Cristo.


En el versículo 2 Pablo exhortó a los creyentes hebreos a poner los ojos en Jesús, el Autor y Perfeccionador de la fe. La palabra griega traducida “puestos los ojos”, denota mirar fijamente apartando la mirada de cualquier otro objeto.


Así que en este versículo, era como si Pablo les estuviera diciendo: “Hermanos hebreos, no os detengáis a mirar ni a considerar nada de lo que os rodea. Debéis apartar la mirada de todo lo que no sea Cristo, y poner la mirada sólo en Él. Es así como debéis correr la carrera”. Los creyentes hebreos tenían que volver la mirada de todas las cosas de su ambiente, de su antigua religión, o sea, el judaísmo, y su persecución, y de todas las cosas terrenales, para poner los ojos en Jesús, quien ahora está sentado a la diestra del trono de Dios en los cielos.


E. Debemos correr la carrera puestos los ojos en Jesús.


Pablo les dijo a los creyentes hebreos que pusieran los ojos “en Jesús, el Autor y Perfeccionador de nuestra fe, el cual por el gozo puesto delante de Él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios”.


En las demás epístolas de Pablo, el Cristo que mora en nosotros está en contraste con la carne, el yo y el hombre natural. En este libro el Cristo celestial está en contraste con la religión terrenal y con todas las cosas terrenales.


Para experimentar a Cristo que mora en nosotros, necesitamos volvernos y ser uno con El.


Para disfrutar a Cristo necesitamos apartar nuestra mirada de todo lo terrenal y contemplarlo sólo a Él.


F. Debemos considerar a Aquél que sufrió tal contradicción de pecadores contra Sí mismo


El versículo 3 dice: “Considerad a Aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra Sí mismo, para que no os canséis ni desfallezcan vuestras almas”.


Este breve versículo nos remite a los cuatro evangelios, donde vemos cómo Cristo sufrió tal contradicción de pecadores. La palabra “pecadores” aquí se refiere específicamente a todos los religiosos, judaizantes, sacerdotes, escribas y ancianos del pueblo.


Cuando el Señor Jesús estuvo en la tierra, tuvo que confrontar a todos estos opositores, quienes hacían todo lo posible por estorbarle e impedirle seguir el camino del nuevo pacto de Dios. Con todo, nada pudo detenerlo; pese a toda la oposición, Él abrió el camino al sufrir la muerte de cruz.


G. Debemos resistir hasta la sangre combatiendo contra el pecado


El versículo 4 dice: “Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado”.


Aquí el pecado debe de referirse a algo que es maligno ante Dios, lo cual estorba a los creyentes y les impide seguir el camino del nuevo pacto, por lo cual es necesario resistirlo, incluso hasta la sangre.


Bendecidos!!








 
 
 

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