Experimentando la paz de Dios
- hasenjo
- 29 ene 2017
- 2 Min. de lectura

Problemas y amenazas externas quieren acabar nuestra paz interior. La respuesta es serenidad que no es libertad de la tormenta, más bien, paz en medio de ella. Podemos experimentar en nuestro interior la paz de Dios si ponemos en práctica las siguientes verdades: 1.- Vive de acuerdo a tu identidad
a) La nueva vida inicia una nueva identidad.
b) Ser cristiano no es sólo recibir algo, es llegar a ser alguien.
c) El nuevo nacimiento te transforma en alguien que no existía antes.
d) Lo importante no es lo que recibes como cristiano, es lo que eres.
No es lo que haces como cristiano lo que determina quien eres, lo que eres determina lo que haces. ¿Quién eres? Sal de la tierra (Mateo 5:13) Hijo de Dios (Juan 1:12) Amigo (a) de Cristo (Juan 15:15) elegido de Cristo y puesto para llevar fruto (Juan 15:16) Coheredero de Cristo, tienes parte en su herencia (Romanos 8:17) Templo, morada de Dios (1Corintios 3:16) Estás reconciliado con Dios y eres ministro de reconciliación (2 Corintios 5:18-19) Eres santo (1 Corintios 1:2 y Colosenses 1:2) Ciudadano del cielo, ya sentado en lugares celestiales (Efesios 2:6 y Filipenses 3:20) Eres escogido de Dios, santo (a) y amado (a) (Colosenses 3:12 y 1 Tesalonicenses 1:4).
Para llevar una vida cristiana es esencial que entiendas tu identidad en Cristo.
La principal estrategia de Satanás es tergiversar el carácter de Dios y la verdad de lo que somos. En el conflicto interior que inevitablemente ha de acompañar muchas de nuestras actividades, acciones, cuando la preocupación, la depresión, las tormentas de la vida, la paz ha de ser factor que gobierne.
2.– El modo en que vemos el problema, es el problema
Nuestra conducta debe ser en función de nuestras decisiones, no de nuestras condiciones. Podemos subordinar los sentimientos a los valores. Las personas reactivas se ven afectadas por el ambiente social, por el clima social. Cuando se las trata bien, se sienten bien, cuando no las tratas bien, se vuelven defensivos o autoprotectoras.
Las personas reactivas construyen sus vidas emocionales en torno a la conducta de otros, permitiendo que los defectos de las otras personas las controlen. Las personas proactivas, por el contrario, se ven influidas por los estímulos exteriores, sean físicos, sociales o psicológicos. Pero su respuesta a los estímulos consciente o inconsciente es una elección o respuesta basada en sus valores.
No le pidas a Dios que te de paz, comienza a darle lugar al Dios de la paz que mora en ti.
En Cristo!!
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